Un clavo saca otro clavo. Que fácil resulta decirlo, a veces incluso hacerlo. Un clavo saca otro clavo. Pero, ¿es que nadie piensa en ese segundo clavo?
Es como el sustituto, una relación de transición. En ocasiones la cosa va bien, ¿por qué ha de ir mal? Pues porque un clavo saca otro clavo. Sólo sirve de apoyo, de palanca, y cuando deja de ser útil, cuando se oxida, se desecha. Y de nuevo un clavo saca otro clavo. Nos pasamos la vida buscando el modo de no sufrir, de reparar el daño, de despejar la mente… ¿no es más sencillo dejar de soñar? ¿No resulta más efectivo no hacer el agujero? Un clavo saca otro clavo. Pero si ni el agujero ni el clavo están no se necesita de ninguno otro, y entonces no se dirá que un clavo saca otro clavo, porque el no tener que hacerlo o simplemente evitarlo, repararía el que un clavo saque otro clavo.
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